
Sueñan las gotas de agua, con tener un color. Y mientras duermen su sueño, su pesada barriga las hace rodar y despeñarse de la nube. Ellas no se enteran nunca que en su soñar y despeñarse le dan cuerpo al arco iris. Pobrecitas gotas, sus sueños siempre terminan despedazados y convertidos en charcos que miran con nostalgia al cielo.
Enrique Maraver
1 comentario:
qué bien Enrique, bello.
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