Nadie escucha: este crujir o crecer de plantas como yo,
ni el agudo filo erizando la espalda.
Nadie escucha las piedras en su charla vieja y reseca
o el polvo y la ceniza crujiendo con el viento.
Nadie escucha: este sangrar piroclástico,
este latir tumefacto,
este llanto arenoso.
Nadie escucha.
Nadie.
[enrique maraver]
Nadie.
[enrique maraver]
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